jueves, 25 de noviembre de 2010

Desarrollo Psicosocial del niño

El ser humano como ser viviente sobre la tierra tiene características peculiares que lo diferencian del resto de los pobladores del universo.
Contamos con un cerebro particularmente desarrollado que nos permite tener conciencia de nuestra existencia y entender el ciclo de nacer, crecer, multiplicarnos y morir como forma de perpetuar la especie; por eso nuestra manera de actuar y de comportarnos, es en parte la resultante de estas dos características.
El desarrollo evolutivo conductual humano es consecuencia de los factores psíquicos innatos y el ambiente o sociedad que influye, estimula y regula; por eso, velemos celosamente la "junta" de nuestros hijos, ya que esta será de gran influencia para el buen o mal comportamiento presente y futuro de nuestra sociedad.
Para facilitar el estudio del proceso de desarrollo psicosocial es costumbre dividirlo en etapas, las cuales tienen características peculiares que explican en parte la conducta y los mecanismos psicodinámicos que pueden intervenir en su producción.
Son 6 las etapas en que acostumbramos a dividir el Desarrollo Psicosocial:

1.    Estadío Oral en Fase Autística:
Desde el nacimiento hasta los 4 meses de edad.
En esta etapa la conducta del niño es puramente refleja; responde a los estímulos. Su actividad fluctúa entre períodos de vigilancia y sueño. El llanto es una señal de atención, un mensaje, lo único con que cuenta para señalar que algo no anda bien o le molesta. Comienza a desarrollarse el "yo", tomando conciencia de las sensaciones internas de sus órganos.
La persona que cuida al niño, ya sea la madre o la niñera, suple cualquier otra función del "yo" no desarrollada; la corteza cerebral del niño en esta etapa es la madre o la niñera; de ella obtiene placer. Las sensaciones placenteras registradas a nivel inconsciente contribuyen a desarrollar seguridad, confianza e integridad; las sensaciones disgustantes causan todo lo contrario. El predominio de una sobre la otra será causa directa del comportamiento positivo o negativo de la criatura recién nacida.
Aunque no hay "Super-yo" en esta etapa, el balance entre placer y disgusto es la base de todas las emociones futuras y posterior desarrollo de lo bueno y lo malo, de la justicia y la injusticia.

2.    Estadío Oral en Fase Simbiótica
Desde los 4 a 18 meses de edad.
Se caracteriza por un desarrollo motor rápido, donde el niño pasa de una posición acostada a una de pie; con capacidad para trasladarse descubriendo su existencia como un "ente independiente y separado de otros". Descubre las partes de su cuerpo y la actividad placentera de estas, y todo esto ayuda al desarrollo de su "yo" corporal. El concepto de tiempo y espacio se inicia. Es el período donde el niño se cree con omnipotencia, la cual es relativa, al depender este de la madre, a la cual trata de manipular para obtener de ella placeres y al mismo tiempo mantener su individualidad o independencia.

3.    Estadío Anal
Desde los 18 meses hasta 3 años de edad.
En este estadío, desde el punto de vista motor y conceptual alcanza el humano un desarrollo tal que lo coloca por encima de los demás primates, con un lenguaje plenamente establecido. Aprende a controlar sus esfinteres. Es la etapa del "negativismo", donde es muy común la palabra "no". Fantasea y confiere vida a los objetos y similitud "humana" a los animales, por lo que es común el "amigito" imaginario. Las imposiciones sociales y éticas "comienzan" el desarrollo del "super-yo" con el establecimiento de los conceptos de valores, responsabilidad, limpieza, orden, puntualidad, derechos de propiedad, justicia e injusticia; el dar, aceptar, ceder...

4.    Estadío Fálico
De 3 a 7 años de edad.
Es un período crítico. Su desarrollo intelectual y motor está por encima de todo animal viviente sobre el planeta tierra. La conducta y las actividades son las propias del sexo. El varón generalmente se hace más activo, independiente y agresivo, y por el otro lado, la hembra más pasiva, dependiente, sumisa y bondadosa. Por lo general, sus juegos son los propios que la cultura señala para cada sexo. Durante este período, son muchos los factores causantes de ansiedad, en la mayoría de los casos relacionado con los órganos sexuales.

5.    Estadío de Latencia
De 7 a 10 años de edad.
Esta etapa se caracteriza por un gran dominio intelectual. Conductualmente tiende a juntarse con otros niños del mismo sexo, formando grupos y pandillas. Esto le permite expresar su hostilidad y agresividad más libremente, así como una conducta sexual menos restrictiva. Adquiere conciencia de la muerte, demuestra deseo de tener éxito en la sociedad y de ser reconocido. Su área de actividad y relación social se amplía, entrando en contacto con otras personas e identificándose con ellas (como el maestro), entrando en el proceso de "desvalorización de los padres" al verlos más realísticamente.

6.    Estadío de Adolescencia
De 10 a 20 años de edad.
Los cambios biológicos que ocurren en este período tienen gran repercusión en el desarrollo psico-social del ser humano. Su crecimiento acelerado en estatura, el desarrollo y la atracción sexual, caracterizarán la estructura psíquica del joven. Por otro lado, el establecimiento del "pensamiento abstracto" les permite evaluarse a sí mismos, a sus padres y a la sociedad en general. Todo esto trae como resultado un estado de ánimo variable: sentimientos de inferioridad física y social ocultos por la fanfarronería y el desorden. Desvalorizan a los padres y a la sociedad. Su conducta, vestidos y actividades tienden a oponerse a lo establecido. Hay una tendencia a fomentar las relaciones fuera de la familia, lo cual le ayuda a definirse y a encontrarse a sí mismos. La energía psíquica se concentra en lo sexual, intelectual y social. Es un período muy difícil, donde los padres y la sociedad les exigimos un comportamiento de adulto, pero con un control en lo sexual. El adolescente es niño y adulto: siente pena al dejar de ser niño y le es preocupante, en ocasiones, el transformarse en adulto. Su conducta es ambivalente: a veces actúa como niño y otras veces como adulto. Se relaciona con otros adolescentes y adultos jóvenes, los cuales vienen a ser los nuevos héroes, en substitución de los padres. Todo lo hasta ahora señalado les produce gran ansiedad, con perturbación del "yo", siendo necesario el uso de todos los mecanismos de defensa para canalizar toda su energía a cosas positivas y productivas. La disminución en la dependencia paterna y la revalorización de las normas éticas sociales hacen que el "super-yo" se debilite, y su conducta y pensamientos luzcan alejados de lo que sus padres apoyan. Esto no es más que parte del proceso de valorización, ya que poco a poco retornarán, por lo general, al sistema de valores de los padres. Se acercarán de nuevo a sus padres, buscando y encontrando sus propias identidades, que les permitirá llenar sus objetivos como ser social.


En conclusión, se debe enseñar dogmas de moralidad y respeto a los niños aún desde el vientre de la madre. El esperar a que el niño "crezca" para comenzarlo a educar es el mayor error que se puede cometer.
Entendamos las diferentes etapas de desarrollo por la que pasamos nosotros y están pasando los niños. Estas son etapas normales del desarrollo psico-social del humano. Dediquemos más tiempo al alimento del espíritu y veremos cómo nuestros niños sobrepasan todas y cada unas de estas etapas normales del desarrollo, y al final del camino, sus comportamientos serán un reflejo de nuestra enseñanza.

2 comentarios:

  1. Desde luego que sí ... hay que educar y dar valores y principios desde el momento cero, la casa hay que construirla desde el suelo al techo, no pretender que el techo se mantenga solo en el aire porque es algo imposible.

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  2. Hola Raúl, pues si con unas buenas raíces es más difícil derrumbarse ante la tempestad!
    Por cierto hemos elegido los mismos colores para nuestros blogs! jeje
    Te sigo,
    Vivian,

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